Por Sebastián Dumont.
Axel Kicillof no estará la semana que viene en Tucumán cuando se firme el Pacto de Mayo, a pesar que hay uno de los puntos que podría interesarle especialmente, sobre todo por ser el gobernador de la Provincia de Buenos Aires y es la “rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar con siempre con el modelo extensivo actual que padecen las provincias”. Justamente, lo que viene denunciando el mandatario provincial sobre lo que ha sido el corte absoluto de fondos que el gobierno nacional enviaba por afuera del obligatorio goteo de la coparticipación. En definitiva, toda pelea política es, indefectiblemente, una pelea por los recursos.
El acto del lunes pasado en San Vicente, para recordar el medio siglo del paso a la inmortalidad de Juan Domingo Perón, mostró que hay una tregua en las fortísimas internas que se han despertado en las diversas tribus del peronismo bonaerense. Puntualmente, entre el gobernador y el Presidente del PJ provincial Máximo Kirchner. Es decir, La Cámpora.
Kicillof, Massa y el peronismo del siglo XXI
Es probable que el gobernador Axel Kicillof haya tomado aquello que le sugirió Sergio Massa hace unos meses cuando las pujas se aceleraban y el ex candidato presidencial le dijo que se estaba apresurando en esa confrontación. Utilizó una metáfora en que le recordó que no vale la pena arrancar el fruto del árbol cuando el mismo está destinado a caer en sus manos. Massa, que mantiene el perfil bajo pero sigue muy activo en reuniones y trabajos de análisis de la realidad política y económica, sostiene ante sus íntimos que Kicillof es hoy el dirigente del peronismo más importante por el rol que ocupa. E incluso elogió sus incursiones para colaborar con gobernadores de otras provincias aún de otros signos políticos. “La provincia de Buenos Aires es el hermano mayor”, le escucharon decir en la intimidad.
El hecho de no haber participado en el acto de San Vicente, que disparó especulaciones sobre supuestas tensiones, no se condicen con lo que Massa asegura a quienes lo ven con frecuencia. Al momento no muestra interés en participar como candidato en las elecciones del año próximo pero sí en trabajar para la unidad del peronismo. Eso sí, él considera que debe haber una profunda discusión interna sobre a dónde se quiere ir. “Tenemos que debatir el peronismo del siglo XXI” suele decirle Massa a quienes se sientan en su mesa. Por la sede de Avenida Libertador al 850 pasan a diario diputados, senadores, intendentes, empresarios y sindicalistas. Es más, la semana pasada encabezó un almuerzo con importantes dirigentes sindicales.
El ex Ministro de Economía sigue de cerca la evolución de los números del gobierno. En todo sentido. Suele reírse cuando escucha que lo acusan de estar atrás de las operaciones para subir el dólar en el mercado y dice “si tuviera ese poder, lo hubiera bajado cuando era candidato a Presidente”. Si bien, en el gobierno de la Libertad Avanza hay funcionarios que formaron parte de su espacio político, Massa asegura no tener diálogo con el gobierno. En las encuestas que maneja, la imagen del Presidente Milei tiene más rechazo que apoyo, sin embargo no ve en lo cercano ningún riesgo institucional. “Si no nos peleamos, el peronismo va a ganar en 2025”, le confesó a un dirigente muy importante que se reunió con él la semana pasada.
Es más, cuando presente su libro, seguramente en el mes de agosto, se conocerán anécdotas muy jugosas de la relación con el FMI y aquellas negociaciones que ayudarán a entender ciertos movimientos actuales. Cuando se reúne con su equipo económico, Massa sostiene que el problema estructural es que Argentina consume más dólares de los que produce. Y coincide con Javier Milei en la observación sobre el rol de Rodrigo Valdez, el chileno Director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario, no en que es “comunista” pero sí en que tiene una mirada adversa sobre el país. Y recuerda que en una de las primeras reuniones en Washington, Valdez ingresó y lo primero que dijo es que “los argentinos tienen que aceptar que son un país pobre”. En el texto que escribió Massa recuerda una anécdota con Valdez y Kristalina Georgieva donde intercambiaron ironías sobre las cualidades de los vinos argentinos y de los chilenos.
Una bomba a punto de estallar
Como se adelantó aquí en una nota a mediados del mes pasado, en esa búsqueda de recursos, los intendentes empezaron a afinar el lápiz sobre los ingresos en sus comunas. Y pusieron el ojo sobre un ítem que podría desatar un problema con el gobierno bonaerense: las multas de tránsito. En épocas de vacas flacas tomaron nota las caída de la recaudación por ese rubro. ¿Qué está pasando? Se preguntaron. ¿De repente los automovilistas tomaron más conciencia?. No lo creen. Y empezaron a hurgar en extrañas gestorías que evitan que las multas lleguen al erario municipal.
Esta curiosidad de los intendentes va camino a convertirse en un verdadero escándalo. El mecanismo que está bajo la lupa llegaría hasta el despacho mismo del Ministro de Transporte Jorge D´Onofrio y escondería una red de complicidades entre funcionarios, jueces de faltas y gestores.
Según la ley provincial 13927 en su capítulo 2, artículo 32, se establece que las infracciones de tránsito “cometidas en rutas, caminos, autopistas, autovías, y semiautopistas provinciales o nacionales en el territorio de la provincia, inclusive las que atraviesen el éjido urbano, serán juzgadas por la Justicia Administrativa de infracciones de tránsito Provincial”. Es aquí donde aparecen las primeras irregularidades. Paso a contarles.
Uno de estos jueces designados, el Dr. Mario Quatrocchi, a cargo del juzgado provincial de La Plata, que además está ahora subrogando el de San Isidro desde marzo de 2023, sería uno de los apuntados como parte de esta red que lograría eliminar multas a través de gestorías y, por consiguiente, hacerle un daño enorme a la recaudación provincial y de los municipios. Estos jueces son nombrados por las autoridades del Ministerio. Además de Quatrocchi, hay otros 5 jueces provinciales a cargo de los juzgados administrativos de infracciones de tránsito.
La operatoria sería la siguiente. En la red, habría gestorías – promocionan sus servicios con carteles en la vía pública – que ofrecen a los infractores resolverles su deuda de multas por el 50 por ciento del valor. Con ese dinero, van al juzgado y logran que las mismas sean eliminadas por alguna razón técnica o se abone un monto menor incluso. Ello queda a criterio del juez. Esto produciría que la recaudación provincial y lo que corresponde a los municipios se lesione seriamente.
Pero hay un agravante que pone más opacidad al tema. Al parecer, fuentes del sector aseguran que desde esos juzgados provinciales se estarían introduciendo en los sistemas de los juzgados de faltas municipales para aplicar las mismas metodologías. Es decir, que multas que son de jurisdicción local, tampoco son cobradas por las comunas porque se “resuelven” en otras instancias. El tema está expresamente prohibido por la misma ley 13927 en el artículo 32 cuando dice que “Las infracciones de tránsito cometidas en territorio municipal con exclusión de las vías mencionadas en el párrafo anterior, serán juzgadas por la justicia de Faltas Municipal”. Es decir, se estaría ante un claro delito.
Todo esto llamó mucho la atención a los intendentes que, alertados, pusieron el grito en el cielo y pidieron explicaciones. Es más, ha comenzado a gestarse la idea de pedirle al gobernador Axel Kicillof – quien no avalaría estas maniobras del Ministerio – para que toda la jurisdicción deje de estar en manos de la provincia y pase a los municipios.
Pero hay un tema aún más complejo que provoca la indignación de los jefes comunales y de los diversos actores en el tema. Lo que se estaría “desviando” mensualmente por las maniobras sería tres veces más que lo ingresado por la ventanilla oficial.
El “no hay plata” ayuda a agudizar el ingenio e ir en la búsqueda de recursos en cada recoveco. Eso sí, siempre se corre el riesgo de destapar una olla de agua hirviendo capaz de quemar hasta a el más distraído.