Inicio Opinión Mientras amanece el gobierno de Milei, el peronismo ya proyecta una pelea bonaerense con alcance nacional.

Mientras amanece el gobierno de Milei, el peronismo ya proyecta una pelea bonaerense con alcance nacional.

por Sebastián Dumont
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El presidente de la Nación Javier Milei logró asistencia completa de los gobernadores a la primera reunión que convocó. No deja de ser un dato político de relevancia que, al mismo tiempo, ayuda a observar los primeros pasos que se dan en el incipiente y por ahora difuso reordenamiento que piensa encarar el peronismo. Aturdidos por la derrota, los jefes provinciales buscan, en primer lugar, descifrar las características centrales del nuevo gobierno. “Javier Milei escuchó y anotó todo”, contó un gobernador del norte del país al salir de la Casa Rosada. El comunicado posterior suscrito por diversos mandatarios, despegándose de ser los autores de la petición para la reversión del impuesto a las ganancias, ya mostró las primeras grietas. Por ahora, no asoma un catalizador de todos. La realidad es que no ven a Axel Kicillof como el posible ordenador de los reclamos. ¿Por qué? Porque no creen que esté en capacidad de desmarcarse de Cristina Kirchner y lo que ella significa. Es decir, entre otras cosas, La Cámpora.  Por esa razón, habrá que prestarle atención a las próximas acciones. 

En los detalles, muchas veces pequeños, suelen estar las señales. Para entender la puja que viene en el peronismo es interesante tomar dos casos. El primero de ellos tiene que ver con la creciente tensión de Juan Grabois y La Cámpora, a partir de un episodio muy reciente que se dio en el municipio de Hurlingham que desde el 10 de diciembre gobierna Damian Scelci, ligado a Máximo Kirchner y Martín Rodriguez. “Estos “pibes bien”, que son capaces de sacarle un galpón a los cartoneros y nadie pone la trucha nos muestran que hay dos caras de la moneda, un gobierno con medidas psicopáticas que van a destruir a nuestro pueblo, y por el otro, una crisis moral, intelectual, moral, estratégica y de conducción de nuestro campo”, acaba de decir Juan Grabois. 

Cuando habla del galpón de los cartoneros, se refiere a un tema que estalló la semana pasada en Hurlingham donde integrantes del MTE ligados a Grabois, se movilizaron porque el nuevo gobierno local les pidió que devolvieran las herramientas que utilizaban para el reciclado en las cooperativas. El tema habría escalado de tal manera que Grabois se lo habría hecho saber a la propia Cristina Kirchner en un tenso diálogo. 

Es interesante el caso de Hurlingham porque allí se dio la batalla más fuerte en las elecciones entre La Cámpora y el peronismo de Juan Zabaleta, por entonces intendente. Y lo es, porque, en definitiva, será la puja que sobrevendrá en el peronismo de la provincia de Buenos Aires como espejo de lo que luego será nacional. La agenda pública de Fernando Gray desde que decidió “plantarse” ante Máximo Kirchner y discutir su entronización en el PJ bonaerense es la que ahora asoma con mayor claridad para los próximos meses. El mismo Zabaleta está en esa sintonía. 

Hay un sector importante del peronismo que quiere decirle basta a La Cámpora y a Cristina Kirchner. Y eso podría implicar también a Axel Kicillof. Al gobernador no lo observan como un futuro jefe y buscan construir una alternativa para estar en posición llegado el momento. ¿Qué momento? ¿Dentro de cuatro años? Claro. Sería lo lógico. Pero no todos lo piensan de esa manera. Los efectos del ajuste tendrán consecuencias políticas inevitables. Pues entonces, creen que deben estar preparados ante cualquier coyuntura para que no sea Cristina Kirchner ni la Cámpora la que se quede con la representación de la oposición y, mucho menos, la garantía de gobernabilidad. 

Por ahora, los pasos son muy sigilosos y se acelerarán con el correr de las semanas. Pero habrá que prepararse para entender que se viene un reacomodamiento en la provincia de Buenos Aires que impactará en la política nacional. El Presidente Javier Milei podría hasta hacer usufructo de ello. Habrá que ver si está dispuesto a meterse en el barro de la política, cosa que según cuentan sus más cercanos no es algo que lo entusiasme demasiado. Al menos hasta ahora. 

Los gobernadores peronistas tampoco están convencidos de darle a Kicillof la representación de esa franquicia. En el peronismo nace la antinomia Buenos Aires – Córdoba para esa interna. Habrá un desfile de bonaerenses a la provincia Mediterránea en los próximos meses con mayor seguridad. 

La figura del ex gobernador de Córdoba Juan Schiaretti se muestra con relevancia para estas discusiones, más allá de tener una injerencia notable en el gobierno de Javier Milei. A decir verdad, la conformación del gabinete nacional concentra una serie de redes subterráneas y no tanto entre el peronismo y La Libertad Avanza. Para los lectores de la lógica política – la misma que se ha puesto en crisis a partir de esta elección – las actitudes del Presidente están revestidas de los códigos necesarios para transitar por la actividad. A propósito de Schiaretti, ¿Está pensando en ser Presidente del PJ nacional? Por ahora la respuesta forma parte de las especulaciones lógicas de estos tiempos. 

En ese esquema también se encuentra Sergio Massa. Según cuentan quienes están cerca de él por estas horas, el ex ministro de Economía está muy activo y desempolvó el teléfono de diversos dirigentes con los que no solía hablar a menudo.

El reparto del poder en el gabinete de Axel Kicillof también le genera dudas a un sector del peronismo que mira las dificultades que podría tener para desembarazarse del título de ser guiado pura y exclusivamente por Cristina Kirchner. La determinación de la Cámara de Diputados implicó un triunfo del sector Máximo Kirchner- Martín Insaurralde, con la llegada de Alejandro Di Chiara a la presidencia del cuerpo. Menos visible para la opinión pública es el cambio que se hizo en la administración del Instituto Provincial de Loterías y Casinos. Un enclave siempre muy ligado al ex intendente de Lomas de Zamora que ahora será dirigido por Gonzalo Atanasof. El hijo de Alfredo, ladero histórico de Eduardo Duhalde y embajador en Bélgica, es un desembarco interesante porque despista en la lectura de la mano que está en esa designación. Supo crecer políticamente  en La Plata con Julio Alak, para luego ser funcionario de Daniel Scioli y muy cercano al ex jefe de gabinete bonaerense Alberto Pérez. Hasta el 10 de diciembre, estuvo a cargo de los corredores viales de la Nación bajo la órbita de Gabriel Katopodis, quien ahora es Ministro Bonaerense. Sin dudas, Atanasof es alguien que conoce muy bien los recovecos de la política y el poder. 

El gobernador Axel Kicillof acaba de sellar un acuerdo para que Mario Ishii designe a un hombre suyo en otro cargo relevante como es la oficina de vialidad provincial. Son gestualidades que invitaría a pensar en una amplitud de su matriz más allá de la lógica K con la que se identifica. 

La calle se calienta, y el fin de año asoma con las incógnitas de un inicio de 2024 con las tensiones lógicas de un programa económico de ajuste como el que ha emprendido Javier Milei. Sostenerlo en el tiempo requerirá de pericia económica pero, sobre todo, política. El peronismo ya se apresta a estar atento al devenir de la coyuntura. Pero esta vez, muchos de ellos, creen que es tiempo de dar vuelta la página. En eso, ya están trabajando. ¿Es prematuro? ¿Quién podría asegurarlo?

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Periodista politico. Conductor de El Embudo y en Canal 26 de lunes a viernes de 20 a 22hs.

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